“Las pinceladas, por muy bellas que en sí mismas sean, deben ser tomadas en consideración tan sólo en la medida en que estén al servicio de la verdad y la hagan más presente y más viva. Cuando la destruyen y la desfiguran, merecen ser rechazadas y despreciadas, como esas bellas palabras que no hacen más que mentir y engañar a los hombres”.
Martin de Barcos
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