Si Faulkner comenzó a escribir novelas magistrales porque le resultaban más rentables que sus olvidables poemas, si Bach compuso las sublimes cantatas por riguroso encargo semanal, si Van Gogh se pasó la vida lamentando por carta que sus insólitos cuadros no se vendieran, entonces la diferencia no radica en la nobleza del móvil sino, quizá más trágicamente, en el talento.
El Cinéfilo Bien Temperado. DIAMOND FLASH (2012, Carlos Vermut). La segunda OBRA MAESTRA de este año. lección argentina
Se vende posteridad
Related Posts
Conversación en tres tiempos
30 septiembre, 2018
El veneno que bebí (Campanilla)
16 septiembre, 2015
dile a ese miedo tuyo
9 julio, 2013
Siete maneras de titular un libro
11 agosto, 2013