Aunque estuvieron a un metro o un segundo de cruzarse,
los pasos de ella la subieron a un tren que partía de la Gare de Bordeux St. Jean
y los de él -que acaba de bajar de otro en la misma estación- se perdieron en el laberinto de rues y de places en las que pretendía encontrarla.
Por un metro o un segundo,
nunca llegaron a encontrarse.
Por un metro o un segundo también se pierden cosas muy importantes en la vida.
Hubiera bastado con que uno de los dos girara sus ojos
para verse.
Pero... no se cruzaron. Sus pies siguieron direcciones diferentes.
Pero... no se cruzaron. Sus pies siguieron direcciones diferentes.