La retórica de la conspiración

Lo más asqueroso de este chapapote de corrupción que nos inunda y del que parece imposible escapar son las sonrojantes explicaciones que están dando los partidos salpicados por estas prácticas, unos y otros, azogados en un arte del escaqueo propio de truhanes de bingo. Sólo desde la convicción de que el pueblo que paga los impuestos y calla es completamente imbécil se puede entender tal ejercicio de desvergüenza. Una actitud que pone en evidencia la capacidad de una clase política que sigue viviendo en su nube de coches oficiales y sueldos estratosféricos, como los 100 mil euros del ala que se sacan cada año, como quien no quiere la cosa, algunos concejales del Ayuntamiento de Barcelona.

Conocido es que la mayoría, incluso los delincuentes, suelen  proclamar su inocencia sin titubear ante cualquier sombra de sospecha, lo que irrita es lo barato de las excusas de los políticos. El patrón siempre es el mismo: envolverse en la bandera, ya sea la de España, la catalana o la del batallón de la progresía mundial, para denunciar con acento paranoico los ataques de ese “enemigo exterior” que está al acecho. Y mientras tanto, aquí nadie asume responsabilidad alguna.

Los ejemplos de esa retórica de la conspiración se repiten hasta aburrir. Ahí tenemos a doña María Dolores de Cospedal, nuestra chica Bond castellana, quien tras la publicación de los “papeles de Bárcenas”, también conocido como el esquiador que amaba las peinetas o “Luis, el cabrón”, se vio obligada a salir a la palestra con esa belleza suya que aumenta en los momentos de crisis para atribuir tales informaciones a un “intento de perjudicar al PP, a sus dirigentes y en particular al presidente del Gobierno”. Ahora que, como es público y notorio,  “España empieza a remontar”.

En paralelo, y de los creadores del  “Madrid nos roba”, hit seguro en ese 2014 que promete en convertise en nuestro particular eurodisney , nos llegan otra retahila de escusas teñidas de de paranoia conspirativa. “Nada ni nadie puede afectar al proceso que ha emprendido Cataluña”, declaró con corbata escocesa Orio Pujol al conocer que su imputación se aproxima como el expreso de medianoche. “Hay una guerra sucia contra el proceso soberanista”, clama Artur Mas.

Cambien ustedes banderas y nación y no detectarán grandes diferencias. Incluso los socialistas catalanes, que no han encontrado nada mejor para frenar su desplome en las urnas que perdir la abdicación del Rey y condenar a Rubalcaba a un eterno ostracismo, se han contagiado y acusan a los medios de comunicación de fomentar el “asco y la desafección” publicando las decenas casos de corrupción que están aflorando para estupección de los ciudadanos, perdón, de la ciudadanía.

Ya se sabe que la mierda pestilente, como el polvo en el hogar, es mejor que permanezca bajo las alfombras del poder mucho tiempo. Entre tanta tontería, sólo nos faltaba descubrir que encima los políticos se espiaban entre ellos en un restaurante de medio pelo llamado La  Camarga que, con tantas idas y venidas, con tanta comilona de capitostes y detectives de Método 3 al acecho, parecíael  camarote de los Hermanos Marx con Mortadelo y Filemón de estrellas invitadas. Menuda tropa


Archivado en: Diarios, política Tagged: Cataluña, CiU, corrupción, excusas, política, PP, PSC

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