Wasser über alles

Sala de juntas de la alcaldía de Murcia, sita en la Glorieta de España. Asisten el Alcalde de Murcia, el Vicealcalde y el Concejal de Urbanismo:

AM: Señoras, señores. ¿Qué es lo que anhela sobre todas las cosas la gente de esta provincia?

VAM: Dinero.

AM: Más que el dinero.

VAM: …

CU: …

AM: Agua. El líquido elemento. Ya lo dice nuestro venerable himno autonómico. Wasser über alles…

VAM: Wasser, Wasser über alles, über alles in die Welt… (el vicealcalde canta con rictus solemne, levantando el brazo hacia el escudo autonómico donde, dejando a un lado un puñado de coronas, unas ondas acuáticas lamen la base de una palmera).

CU: Cierto. El agua es la sustancia última de todas nuestras fantasías. Los metafísicos de nuestras facultades se han dedicado al tema. Hay algo profundo y atávico en el murciano que lo liga al agua.

AM: Equilicuá. Lo he meditado mucho hasta dar con la solución. La solución definitiva.

CU: Ardo en deseos de saber de qué se trata.

AM: Es algo grandioso. Diría más, faraónico.

VAM: No esperaba menos.

El alcalde sonríe y extiende sus brazos como si se aprestase a saltar desde un trampolín a una piscina.

AM: Se trata de inundarlo todo. Una riada que hará olvidar las precedentes del pasado siglo. Un enorme trasvase, el mayor que haya conocido la historia. Un segundo diluvio.

VAM: …

CU: …

CU: Supongo, alcalde, que habrás pensado en los problemas técnicos que eso implica.

AM: Claro. En un proyecto de tal magnitud nada puede dejarse al descuido.

VAM: Es lo que yo pienso.

AM: Tenemos el apoyo de la NASA y de la Gobernanza Intergaláctica.

VAM: ¿Estamos hablando del Ebro?

AM: Cero agua del Ebro. Su procedencia es extraterrestre, no polaca.

VAM: …

CU: …

AM: Marciana. Agua marciana para los murcianos. La paronimia es una gran cosa. A pesar de los millones de kilómetros que nos separan estábamos tan solo a unas micras de distancia en lo que a la métrica lingüística se refiere. Estábamos condenados a entendernos. Predestinación, es la palabra. Disponemos de la técnica. Podemos hacerlo. Ningún murciano nos perdonaría si no lo hiciéramos.

El alcalde toma un mando que descansa sobre la mesa y apunta con él hacia una pantalla que cubre casi en su totalidad una de las paredes de la sala de juntas. Un mapa de la Región aparece sobre la pantalla.

AM: Aquí está nuestra amada tierra. Y este será el aspecto que tendrá tras el diluvio marciano. El tercer lago natural más grande de Europa.

CU: Hermoso.

VAM: Bestialmente bello.

CU: Pienso en los murcianos. Es un detalle, pero creo que no carece de importancia.

AM: Desde luego. Habrá un éxodo.

CU: Un millón de personas.

VAM: Un millón de murcianos, para ser exactos.

AM: Está todo previsto.

CU: Es glorioso.

VAM: Todo el mundo hablará de nosotros.

AM: Haremos historia.

 

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