Te voy a hacer bailar toda la noche


Impresionantes y heterogéneos documentos los telediarios. Absurdo también, lo sé, que me esté dando cuenta ahora, pero es que nunca me han interesado demasiado y sólo la casualidad ha conseguido que, alguna vez, les preste atención. En concreto ayer por la noche, después de ver “Kinsey” y antes de encontrarme sin comerlo ni beberlo con una peli argentina muy rara, “Cerro Bayo”, cayó sobre mí el contrastado prestigio de La 2 Noticias, con la loable intención de hacerme ver que hay vida más allá de Pedro Piqueras y los informativos de Tele 5.

Y lo vi.

Mara Torres es muy guapa, tanto que mientras lee las entradillas, hay algo en ella de replicante irreal, programada para trasladarnos a un futuro imposible en el que, como ahora, caos y surrealismo presiden el mundo porque, superando en cota de ridículo a Montoro en la comparecencia sobre Bárcenas, a la identidad un tanto confusa de Amy Martín y a las empresas financiadas por James Cameron y Bill Gates para explotar la minería espacial dentro de unas cuantas décadas... más allá de todo eso, la noticia sobre la cumbre de Davos consiguió que me incorporara en el sofá y, lejos de coger el vaso de agua para beber un trago, meditara muy seriamente el tirármelo por la cabeza.

Reunidas en Davos un año más, y ya van 43, las élites económicas y financieras del planeta para intentar con buena voluntad resolver los problemas de la humanidad, una ONG ha tenido la idea genial de trasladarse hasta allí para, con una performance de calidad indiscutible, concienciar a los ministros de economía, los millonarios anónimos y los miembros del FMI de lo que es vivir en la pobreza.

La performance (podéis verlo en el vídeo que abre este post) consiste en lo siguiente: en una especie de choza de paredes de tela se hace entrar a los participantes de la cumbre y se les obliga a llevar papeles de periódico de un lado para otro; a revolcarse por el suelo y soportar los gritos de los nada simpáticos organizadores de la dinámica. En el vídeo aparecen una señora elegantísima y un señor con traje, sonriendo mientras los empujan de una lado para otro de la tienda. No entienden nada.

Ni yo tampoco.


El telediario termina con un toque indie y dedica el último minuto al cierre de gira de “El columpio asesino” y su canción “Toro”, cuyo merito consiste en que el estribillo no empieza hasta el minuto dos y medio. Por supuesto me cautiva ipso facto. De hecho, estoy escribiendo esto escuchándola en bucle en el Spotify.

Porque nadie se salva en este juego.

Todos somos culpables.

Así es.

_______________________________________

La Fallera Cósmica | Promociona también tu página

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*