De la mansión de Hilario el suicida sale un camino angosto bordeado de amapolas que a la noche se pone blanco de tanta luna en sus piedras pequeñas feliperas y aún más carmesí en el jardín de sus veredas. Por él marcha a las doce Hilario Pena el suicida camisa de lunares pajarita negra cárdigan zapatitos de charol pistola treinta y ocho nacarada de dos iniciales dos con suicidio escrito en el mohíno y un corazón vacío lleno de pena.
Ay, Hilario Pena el suicida qué penita de ti qué pena, cantan los gitanos malos a Hilario Pena.
Al final del camino se llega al viejo almendro que a la noche deja caer de blancos y estrellados pétalos su llantina sideral como el invierno privado que un niño agita en una burbujita de cristal. Y allá se postra arrodillado Hilario Pena dejando hechas un ídem de las perneras del pantalón las rodilleras. Talla Faustine querida mi alma se trunca en el tronco usando la navajita de pelar melocotones y declina ay nevermor, ay mísero de mí ay infelice segismúndico y alanpoético a borbotones.Y dice uno o dos o diez teamos sin ruidito muy de labial mímica como una muda de Charles Charlot y se pone en las frías sienes a rojo vivo su cañón.
Ay, Hilario Pena el suicida qué penita de ti qué pena, cantan los gitanos malos a Hilario Pena.
De colofón hace púm también con la boquita mientras pulsa el gatillo y hace flush con su pistola de agua y un chorrete requetefantástico y fino le pone los ojillos a echar lágrimas gordas como las luces de un farol hasta la pajarita camisa de lunares cárdigan y zapatitos de charol. Y así cada diario apesadumbrarse bajo la luna púm de agüita y epifonema, porque Hilario el suicida más que ser suicida es poeta de gran flema.
Ay, Hilario Pena, poeta de gran flema, qué penita de ti qué pena, cantan los gitanos malos a Hilario Pena.