Mi padre dejó la docencia hace muchos años, pero aún va por ahí con su viejo maletín de profesor. Ayer vino a comer a casa y por primera vez en su vida se marchó sin él. Lo dejó olvidado en el mueble de la entrada, justo al lado de una fotografía de mi madre. Últimamente se le olvidan las cosas. No reparé en él hasta la noche, y antes de acostarme le quise echar un vistazo. No sentí decepción al ver que estaba vació, sólo tristeza y añoranza de los tiempos en que éramos una familia completa. Hoy hemos quedado también a comer. Me gustaría devolverle el maletín lleno de recuerdos para que, cuando se le olviden, los tenga a mano para vivirlos de nuevo.