En esta breve novela, quizás relato, (siempre hay una fina linea que separa ambos géneros, pero creo que Jacob y el otro es un relato) comienza con el médico del pueblo, de Santa María, claro, interviniendo a un boxeador deshaucido. Nadie daba un duro por su vida tras el combate pero el médico logra salvarlo. El propio médico nos lo narra. Después, durante cuatro epígrafes el narrador pasa a tercera persona; un boxeador ya mayor y venido a menos tras un breve periodo de gloria llega con su manager a Santa María. Se ganan la vida de pueblo en pueblo retando a los lugareños: quien aguante tres minutos luchando contra el campeón, Jacob van Oppen, se llevará una recompensa económica. En Santa María, una muchacha menuda y de aparencia frágil, pero de fuerte carácter, reta en nombre de su novio, el Turco, a Jacob. El apoderado, el príncipe Orsini, trata de detener el combate al ver las dimensiones y la juventud del chico. Sabe que el campeón poco puede hacer. Pero la chica no cede; habrá combate. La última parte nos es narrada por el propio príncipe. Lo poco que dura el combate y lo que le sucede al perdedor ya lo sabemos puesto que el relato es circular y ya nos lo ha relatado el propio médico al principio.
En esta nouvelle nos encontramos con dos personajes inolvidables: el protector Orsini que ejerce de figura paternal protegiendo en todo momento al campeón Jacob; el momento en que le canta la nana para que descanse es sublime. Y el propio Jacob, esa figura agigantada donde el musculo de antaño a ha dejado paso a las carnes colgantes y a la grasa. Orsini miente y manipula a Jacob primero en su propio beneficio, pero también por amor hacía él; le da pena verlo envejecer y rememora siempre que puede sus tardes de gloria. Sueña, aunque sabe que no va a pasar, con esa llamada para ofrecerle un combate en condiciones a su pupilo.
Gran libro esta recopilación de Eterna Cadencia. Es una buena muestra para acercarse al mundo lleno de pérdidas, derrotas, pesimismo y existencialismo urbanita de este genial escritor uruguayo.