Entrevista con Thomas Honegger



Thomas Honegger es catedrático en el Instituto de Anglística y Americanística de la Universidad de Jena y está especializado en el período medieval. Entre sus intereses, se encuentra también la obra del autor británico J.R.R. Tolkien, sobre el que ha publicado numerosas investigaciones. Como referente internacional en el estudio del creador de la Tierra Media, le hemos pedido que conteste a algunas preguntas sobre El Hobbit y su reciente adaptación cinematográfica.
 

Trabajo académico sobre J.R.R. Tolkien


¿Cómo se convirtió en un experto en la obra de J.R.R. Tolkien? ¿Qué es lo que le atrajo de sus libros?

Leí mucha ciencia ficción y fantasía durante mi adolescencia, pero nunca obras de Tolkien. Finalmente, leí El Señor de los Anillos antes de comenzar mis estudios de Lengua y Literatura Inglesas, Literatura Alemana Medieval y Filología Germánica en la Universidad de Zurich. 

Al principio, no me quedé muy impresionado con El Señor de los Anillos, pero, después de mi primer curso sobre inglés antiguo y medieval, comencé a darme cuenta de que el autor de esta obra sabía realmente de literatura y lenguas medievales. Así que comencé a investigar por mi cuenta los paralelismos entre la literatura medieval y los textos de Tolkien. Cuando finalmente leí El camino a la Tierra Media de Tom Shippey (en Dublín en 1992), supe que la obra de Tolkien iba a ser parte de mis intereses investigadores. 

Mi acercamiento original a Tolkien, por tanto, fue como “colega medievalista”, y muchas de mis publicaciones sobre la obra del profesor se dedican a estudiar sus fuentes e inspiraciones. Sin embargo, lo que también vi es que la obra de Tolkien abre caminos inesperados a un amplio espectro de temas, desde el viaje en el tiempo a la teología y la botánica. Por eso, me quedé un poco sorprendido cuando un periodista me preguntó qué iba a hacer después, “ahora que ya había terminado con Tolkien”. Nunca “has terminado” con Tolkien. La publicación anunciada de su poema aliterativo La caída de Arturo, por ejemplo, nos mantendrá ocupados a los medievalista durante un tiempo, por no mencionar los miles de páginas de anotaciones y textos académicos guardados en la Biblioteca Bodleiana, que son de escaso interés para el crítico literario, pero de gran valor para los que nos dedicamos a la Edad Media.

           
Usted es profesor universitario y ha llevado a cabo una ingente investigación sobre este autor. ¿Cree que el mundo académico está comenzando a aceptar este tipo de literatura como algo digno de ser estudiado?

Estudiar a Tolkien está tan aceptado (o no aceptado) como estudiar otros temas no canónicos (por ejemplo, los vampiros). El avance en los estudios de Tolkien vino con el establecimiento de revistas académicas y publicaciones de libros con evaluación por pares, especialmente Tolkien Studies (University of West Virginia Press) y la serie Cormarë de Walking Tree Publishers. Yo mismo, al igual que otros muchos especialistas de la obra de Tolkien, he publicado en otras revistas académicas y colecciones de ensayos, y se están dirigiendo estudios de máster y de doctorado sobre temas relacionados con Tolkien, así que este autor está “en el radar”, aunque aún no sea “canónico”.



El Hobbit de Peter Jackson


¿Cuál es su opinión sobre la adaptación de El Hobbit que ha hecho Peter Jackson? ¿Ha mantenido el espíritu de la novela de Tolkien?

Disfruté de la película (más la segunda vez que la primera) por sí misma. Aunque Peter Jackson se mantiene a menudo muy cerca del texto original, obviamente quiere hacer tres películas con un espíritu más similar al de su trilogía de El Señor de los Anillos que al libro infantil El Hobbit. Me habría gustado una película para niños de tres horas que siguiera el argumento y el espíritu del libro, pero también estoy contento de tener la trilogía épica de Jackson que ha transformado el original en algo bastante diferente.

El propio Tolkien tenía planes de reescribir El Hobbit para transformarlo en una precuela de El Señor de los Anillos, pero no llegó a conseguirlo (quizás para bien). Así que, una vez aceptamos el hecho de que Jackson no se ha mantenido fiel a la novela de Tolkien (por razones de compatibilidad), se puede juzgar las películas más justamente como lo que son: películas inspiradas por un texto, pero no simplemente “traslaciones” del libro al ámbito visual.


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