La cola no era muy larga, de suerte que podía explayarme con las dedicatorias. Improvisaba según fuera el interesado en la firma. Cuando apareció ella frente a la mesa me quedé en blanco. Era preciosa. Estuve un buen rato jugueteando con el bolígrafo hasta que decidí escribir algo. Fue esto: 649547297.
Jamás me llamó.