Valeria Luiselli: Papeles falsos.
Sexto Piso (2010).
Sucumbí a su talento. Cuando leí Los ingrávidos(Sexto Piso, 2011), su novela de «aliento corto», creí que no se podía ser tan joven y escribir de ese modo magistral.
No sé si Papeles falsos, su obra anterior, es mejor. Es distinta. Porque no es novela, son ensayos, unos ensayos que duelen de tan bellos. Pensamientos ajenos a leyes newtonianas. Crónicas que ahogan el latido cardiaco y seducen sin remedio.
La escritura de Luiselli es un vuelo suave lleno de objetos preciosos. Leerla, caminar por las piedras de un río colmado de alimento. Río, rúa. No me quedó claro el significado de saudade, eje central de “Dos calles y una banqueta”. En un viaje a Lisboa busco la Rua da Saudade, pero hallo su probable sentido junto a un cadáver tendido en la catedral: «Muita saudade de Elisa, João e filhos». La muerte también habla, también explica.
Escribir es hacer huecos para no encontrar nada, dice Luiselli. Escribir es repartir vacíos y silencios.
Cualquier cosa que yo añada es un estorbo.
Escribir, se me ocurre: un estorbo autoimpuesto.