Golpe de efecto, el ridículo título que le han puesto en España a Trouble with the Curve, contiene varios de los temas que toca Clint Eastwood en sus últimas películas como director (la evolución de los personajes, el bloqueo que sufren por culpa del pasado, la incomunicación, la rebeldía, el deporte como metáfora de la vida...), pero le falta la maestría de Eastwood tras las cámaras. Recordemos que el filme lo dirige un colaborador suyo. Por eso, acaba siendo una película más bien floja, pero no desdeñable gracias a su reparto: Clint Eastwood es el gancho para verla y la única excusa, y cumple muy bien con su papel, aunque se trata de un personaje similar al de Gran Torino, es decir, un viejo gruñón, rebelde y testarudo; Justin Timberlake es un tipo que cada vez me cae mejor, aunque ignoro las razones; y Amy Adams es la verdadera estrella del filme y sobre la que acaba girando todo, y al menos se merece otra nominación al Oscar. Además, están los secundarios: gente de oficio como John Goodman o el imprescindible Robert Patrick. Se deja ver, ya digo: principalmente gracias a sus intérpretes.