eleanor smith |
¿Por qué no soy vos?
siempre me lo pregunto.
No soy una opción
nunca.
No hay flores blancas
-orquídeas o jazmines, tal vez-
sobre un jarrón chino, sobre el escritorio
de mi habitación.
Nadie me las regala pero tampoco
tengo jarrón chino ni habitación, a decir verdad.
O la belleza acaso
de piernas que se abren y entregan
a la furia recurrente
para alcanzar dosis
de lluvia en tardes azuladas.
El beso rojo de la ilusión
en noches fieras y salvajes
envueltas en poemas
que bendicen:
son la cópula perfecta
de otras y otros
que sólo mienten
y que a mí
jamás llega.
¿Por qué no soy vos?
siempre me lo pregunto.
Quizás sea la última vez
del amor o el abrazo, recordando
que no soy opción.
La sangre se derrama
en el suelo
y en mi ventana rota sin cortinas
ni siquiera los pájaros se asoman.
Canciones viejas
-jazz o blues-
sándalo dulce y Henry Miller
compañeros
del naufragio perfumado del infierno
y todavía me pregunto
¿por qué no soy vos?
Tal vez se trate del deseo
inmenso
de ser elegida alguna vez
y que mi sonrisa
y ojos negros
queden enmarcados en un retrato
que no sea ausente
en un jardín verdoso y húmedo.
*