Diario I

Vuelvo a los salvajes, al abrazo cálido del niño, a la muchacha que ya tiene nombre pero no quiero, no quiero, no puedo decirlo. Vuelvo a las palabras, en este cuarto, en esta ciudad que es una jaula y sin embargo, no soy ave, solo niña, solo una criatura estremecida por el viento.

La mujer de la novela dice río porque temo y así me salvo. Yo escribo porque temo y así me salvo. En este cuarto, digo, en este cuarto que no me pertenece, escribo para salvarme. Lejos de los bosques, busco aquí el árbol, guardo hojas entre las páginas de los libros. Lejos de los bosques solo queda la palabra, así que escribo, escribo y bebo un poco y salgo.

En esta ciudad que es una jaula no soy ave, pero anido porque temo y así me salvo.

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