pensamientos



toto frima




Pensaba en él mientras una fina lluvia caía aquella noche. Ella fumaba en la oscuridad del parque bajo un cielo gris oscuro que parecía deshacerse sobre su cabeza. Sin embargo, no estaba allí aunque su cuerpo demostrase lo contrario.
Ellos besaban, acariciaban, gozaban, gemían y amaban debajo de las sábanas blancas y algo duras como cartón de un hotelito al cual solían ir siempre. Las palabras de él a su oído la encendían cada vez más al punto de quedarse ella sin aliento para responderle. A él le gustaba verla en éxtasis, voladora: sentirla humedecerse de inmediato, apenas sus dedos rozaban su clítoris o erguírseles los pezones al tocárselos con su dedo índice. Ella por su parte, adoraba jugar sensualmente con su miembro, besárselo, sentirlo bien adentro de la boca, carnoso, cuidando de no lastimarlo con los dientes. Lo deseaba y también deseaba aún más, beber de su semen, gota a gota, hasta que no quedase nada. Él siempre la complacía y ella era feliz. Cada vez más.
Terminó de fumar. La lluvia también había cesado. Regresó al living comedor que también resultaba ser su habitación. Se puso a escribir. Cuando terminó, se recostó en el sofá cama, se quitó la ropa y, con mucho deseo y amor, se masturbó.


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