gravedad
mi corazón
ya se desprende
como fruta de ambrosía
de un árbol de ceniza,
ya rueda infantil
jugando al amor
con las hojas del lecho
que crujen y retozan
y dicen bellos silencios,
el aire trae consigo briznas
de un incendio extinto
donde alguna vez
bulleron los estanques.
el lecho de tu bosque,
muchacha de ojos glaucos,
es ese catre deshecho
de ternura y escándalo
donde mi niño de antes
busca el cuerpo mojado
que lo salve de las lluvias
y de la tormenta.
mientras,
por la cicatriz de tu valle
va derramándose a la noche
una sal
que endulza mis eriales.
y en la ciudad,
donde tu bosque
es una lejanía de luna
que alumbra de follaje
los terribles edificios
y las carreteras,
mi corazón ya se desprende
hacia tu pecho,
muchacha de ojos glaucos,
como una pesada amapola
que cae por ley de gravedad
al firmamento.