Otro gran descubrimiento de Sajalín: Waguih Ghali no estaba editado en España, sólo escribió una novela (ésta que hoy nos ocupa) y su biografía es tan interesante como una película. En Cerveza en el club de snooker retrata la vida de dos hombres (uno de ellos es el narrador de la historia) en Egipto, tras pasar ambos un tiempo en Inglaterra y cambiar de vida. La narración establece los paralelismos entre la vida inglesa y la vida egipcia, los problemas que en ambas ciudades tuvieron los personajes (tanto en El Cairo como en Londres), el estigma que significa ser un exiliado (pero también ser un exiliado que vuelve a su lugar de origen)… Me gusta mucho del libro que, pese a la situación que viven los protagonistas, en determinados momentos no les abandona el humor. Se agradece ese toque humorístico. Dos extractos:
En Egipto tenemos una enorme cantidad de ingenieros, de abogados, arquitectos, químicos, o físicos que están sin empleo o ganando veinte libras en la administración pública, sentados tras escritorios sin hacer nada en todo el día. Les llegan excelentes ofertas de empleo de América del Sur, de Sudán, Ghana, Turquía e incluso de Alemania; pero no les dan pasaporte y no pueden salir. No logro entender por qué. Están desempleados.
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Es curioso que la gente –millones y millones de personas– se dedique a ver la tele y a cantar y a tararear a pesar de haber perdido a un hermano, un padre o un amante en una guerra; y lo que es más curioso, la gente ve con ecuanimidad cómo otros hermanos o amantes van todavía a una guerra. No ven la tragedia que es eso. Hoy, como ayer, uno entre millones lee un libro, o empieza a pensar, o es sacudido por algo, y entonces ese alguien ve tragedia por todas partes. Adonde quiera que mire encuentra tragedia.
[Traducción de Güido Sender Montes]