(Ilustración de Moises Mahiques)
Entre las vértebras
el primero:
si limas la piel,
y la llenas de fuego,
el hueso brilla fuerte
y el reflejo,
y tu reflejo,
se oxida,
y no se pierde,
y no te mueres.
***
Uno en cada muñeca
por el silencio de las abolladuras
cuando las posas sobre el papel,
por la quemazón del aire
cuando aprueban una ilusión,
por los gritos de tu cabeza
cuando se adormecen al amanecer
y nunca les importa que se te gaste la voz,
porque aunque su movimiento duela
no sangra
y los minutos blancos
no cesan de bailar con la tinta
por ellas,
de danzar endiablados
por ellas,
de mudarse de color
por ellas.
***
Tres puntos de constelación nerviosa
que nos muerden desde dentro
y nos sudan desde fuera
y nos vierten estupefacción
al erizarnos el vello
y llegar la confusión
al cuerpo,
a tu cuerpo.