(Obra de Oskar Schlemmer)
Éramos nieve blanca
hasta el maullido del líquido,
hasta el calor de la fiebre.
Éramos nieve negra
ya sucia
y saqueada
por las aguas estancadas
que bebimos en el invierno.
Fuimos tiritona por accidente;
fuimos madrugadas sin dientes;
fuimos nieve alguna vez
-me dices-
pero me cuesta creer
que la inquietud de tus ojos
miente.