
Al igual que otros personajes de Dahl, James es un huérfano que está solo y asustado en un mundo vasto y hostil. Sus tías lo tratan mal y le pegan, recuerdo quizás de la educación estricta y violenta que el propio escritor sufrió de niño en los colegios en los que estuvo interno.
La ilusión de Roald Dahl de viajar y conocer tierras y gentes lejanas se refleja también aquí en las aventuras que vive el joven James, que lo llevan a atravesar el mar para acabar en la Gran Manzana en un apoteósico final feliz característico de los cuentos de hadas.
Siguiendo la tipología de personajes que, según Propp, aparecen de forma constante en los cuentos maravillosos, en la mayoría de los libros de Dahl, encontramos un héroe-niño, un agresor-adulto, y, en ocasiones (como en la novela que ahora comentamos), un objeto mágico. Uno de los temas recurrentes de este escritor es, de hecho, el del niño oprimido por algún adulto (aquí las tías), pero que con imaginación e ingenio es capaz de cambiar su suerte.
Otros personajes que aparecen de forma repetida en sus obras son los animales. James se encuentra dentro del melocotón con un saltamontes, un gusano de tierra, un ciempiés, un gusano de seda, una araña, una luciérnaga y una mariquita, todos ellos enormemente peculiares, pero claramente simpáticos para el lector.
Como toda la obra de Dahl, es un texto recomendable.
Bibliografía
Dahl, R., James and the Giant Peach, New York, Puffin Books, 1996.