Este es el tercer libro de relatos publicado del escritor asturiano Ignacio Ferrando, Premio Ojo Crítico de narrativa 2011 por su obra Un centímetro de mar.
Once son los componentes del conjunto en los que destaca una prosa cuidada y un saber hacer que muy pocos pueden conseguir. Son cuentos de extensión media-larga, en torno a las veinte páginas, por lo que no son cuentos donde prime la anécdota, ni un hecho aislado. La elaboración de estos relatos, donde se nos narra, se disgrega o se describe, convierte cada pieza en una pequeña nouvelle.
El libro se abre con Los atardeceres de Tagfraut, un lugar imaginario que utiliza un profesor (parece que de escritura creativa, aunque no se nos dice en ningún momento) para que sus alumnos lo imaginen. Un día descubre que ese lugar es real y, junto con su pareja y antigua alumna, deciden visitarlo. Ese lugar irreal, que de repente es real, pasa de ser un sitio idílico a un tormento donde el tiempo se disloca y trascurre más rápido que en la realidad.
Los sistemas, es el segundo cuento. Un profesor ha logrado desgranar el mundo como un sistema de variables de modo que puede llegar a predecir qué va a ocurrir.
En Tres violines, se juega con la identidad y con la angustia de no ser reconocido al decir quién eres. Esto es lo que le sucede al protagonista, que regresa junto a su pareja a su pueblo natal tras un conflicto armado. Ningún vecino, ni siquiera su padre, le recuerda.
Mathilda y el hombre del tiempo me parece uno de los cuentos más bellos que he leído. En medio de una ciudad en caos y abandonada por la llegada de un tsunami, una pareja de amantes disfruta de su soledad.
Liberación bebe de los relatos de Kafka. Un grupo de recluídas trabaja de manera automática en una construcción.
Ventisiete o la física de un resplandor, nos narra la gran apuesta que quiere llevar a cabo el protagonita que lleva trece años estudiando las probabilidades de que salga cierto número en la ruleta.
La piel de los extraños, el relato que da título al libro, versa sobre una pareja que, abnegada en la monotonía, decide disfrutar de un día a la semana por su cuenta, sin pedir después explicaciones a la otra parte. En este cuento, la soledad de la vida en pareja y el miedo a la indiferencia marcan la narración.
Babel también bebe de los cuentos alegóricos de Kafka. En ella se pretende construir una torre de tres mil pies de altura. Poco a poco el trabajo se convierte en su modo de vida. Hacen vida entre los andamios y viven por y para la gran obra. En ese sentido, recuerda un poco a La autopista del sur, de Cortázar, donde se crea un microcosmos en medio de una situación anómala.
Pelícanos, nos sitúa en un mundo apocalíptico donde el cambio climático ha hecho sus estragos y solo unos pocos supervivientes conviven con alimañas de todo tipo.
Un buen tipo demasiado sentimental es la historia del verdadero Philip Marlow y de cómo Raymond Chandler suplantó su identidad para crear uno de los más famosos detectives de la literatura universal.
Por último, Las profundidades, indaga en los recuerdos confusos y vagos del protagonista con una joven que desconoce.
Como se ha podido apreciar, los once relatos que componen el volumen contienen un fuerte contenido metafórico, dando al conjunto una densidad y una consistencia que hará las delicias de todo buen aficionado al cuento.