Era el padrino en la boda de mi mejor amigo y una pequeña mancha de salmorejo me estropeó la camisa durante el aperitivo. Fui al aseo muy cabreado. Colgué el chaqué en una puerta junto a la corbata y me quité la camisa. Con cuidado froté la mancha hasta que salió completamente. Mientras orientaba la tobera del secador de mano hacía la zona afectada, vi a través del espejo que alguien me observaba detrás de la puerta entreabierta. Al verme se fue corriendo. Era la hermana de la novia.
El primer baile fue con ella. El último, ya en casa, también.