Este es uno más, en larga lista de los electos para portar la sangrienta corona.
La mayoría de ellos no murió de muerte natural, sino violenta.
Supongo, que muchos, antes de cumplir cuarenta.
Reyes en los que la vida y la muerte hervía con idéntica pulsión.
Quizás, la maldición aguardaba en sus nombres ,agazapada, como una bomba con mecanismo de espoleta retardada:
Sisebuto, Sisenando, Ervigio, Chintila, Atanagildo....