Otras Cartas






Ilustración: Jesús Borda




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Querido, de pronto es el temblor regresando a las cosas que llevan tu nombre. Cuál es el curso de la sensibilidad, y dónde vive tu mano.
Hay una mujer que sabe el delirio.
Iremos donde el destino no sepa congelar la boca con que llamamos.


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Pero una  música dijo el idioma de la intimidad. Ahora, somos un poco de muerte juntada bajo la lluvia.
Yo abrí las piernas. Yo te daba el corazón que irrumpía cada noche.
Hemos caminado un último amor sin creerlo.


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Intenté cerrar el mar. Plegarlo y no decirlo, ya. Pero sólo conseguí desbordar el mapa de los cuerpos. Nos veía a través del cristal. Éramos una piedra caliente convertida en agua.
Ahora es el perdón de los que jamás cometieron pecados porque no nacieron bien.
El odio de dios tiene otro nombre, el mismo que comemos cuando nos pasa siempre. 


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