laura makabresku |
Y un par de round de amor
con la tele encendida.
Patricio Rey y sus redonditos de ricota
Extiendo las manos más allá
de las figuras conocidas
(boca, ojos, espalda y hasta nalgas)
Busco amor quizás, no todo es sexo.
Una palabra azul en la noche roja,
una caricia porcelana sobre mi rostro
a veces ceniza,
una flor amarilla que no pierda
los pétalos con el correr de los días.
Las imágenes se suceden en la tv unas a otras:
violencia
gritos y marchas por la calles
(el mundo está cada vez más enfermo)
o los goles de Messi en el Barcelona.
Afuera, afuera sangra.
Adentro también pero la sangre es distinta,
dulce y caliente mezclada con esperma amoroso
dejando su rastro sobre las sábanas, antes limpias.
Y quisiera gritar la furia ternura que me envuelve
decirle que lo quiero como a nadie, que no había
conocido antes el conjunto de palabras santas:
amar, gozar, amanecerse
pero callo temerosa de resultar cursi o infantil.
Busco amor, sí.
Un perfume a jardín presente
que se disperse y se siembre sobre los cuerpos
(nuestros)
transformándolos en una
cópula purpura
que sea el cielo
para siempre
y
que no existan nunca más
las tragedias de
la tele.
*