Ayer vi actuar en directo a Estrella Morente y ahora creo que quiero ser andaluza. Debe ser porque, últimamente, todos los andaluces que conozco me caen bien y, de repente, me llega esta música, que es perfecta para pasear sola por Madrid a las once de la mañana.
Vuelvo a sentir mariposas en el estómago, porque están a punto de pasar muchas cosas, y recupero para este post la sevillana de Alba Molina, que descubrí viendo por enésima vez "Sobreviviré" .
Ana está aquí y, mientras cenamos en la pizzería Cervantes, le tarareo la melodía hasta la saciedad, lo que me permite comprobar una vez más cuánto me quiere: su paciencia conmigo es infinita.
También leo las noticias y me cruzo con los antidisturbios, confirmando que mi realidad flota en una burbuja salvavidas sobre el naufragio; y aunque me entristece el contraste y una punzada de culpa no del todo explicable se instala en el sofá, me digo a mí misma que no por eso voy a dejar de contarla.
Porque en cualquier momento puedo ser yo la que caiga al vacío.
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