De todos los autores que han escrito sobre Nueva York, Felipe Alfau, Julio Camba, Mendoza, Conget... yo creo que quien formuló una de las preguntas más precisas e inteligentes sobre la ciudad fue Josep Pla. A la vista de todo el espectáculo de las casas de nubes -así llamaba Madox Ford al skyline-, el catalán no pudo menos que formular: ¿Y esto cuánto cuesta?
Efectivamente, la corriente sanguínea de la ciudad no es granate, es verde y gris como sus billetes. Una corriente que alimenta su complejo de Proteo, una extenuante transformación inacabada e inacabable que me hace afirmar lo mismo que Pla: Me doy cuenta de que hoy es el día de mi vida que he visto más cosas.