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Francesca Woodman |
Nadie dijo la belleza.
Quizás, sea un muchacho besándome y convirtiéndose en mi personaje preferido. Mi perra viene a olerme las manos y, entonces, sé que me trae la belleza. Se va rápido, en la cocina Abuela prepara algo con carne. Leo un poema de Bukowski y acierto: Esto es belleza. No hay más nada que agregar.
Después, tengo en la boca un sabor de madera y recuerdo; y en las manos algo que acaricia. Y en los ojos un poema. Pero no alcanza para decirla. Repito: belleza belleza belleza. No me adapto a lo que se desnuda para que llore. No soy. No traigo. No tengo. Y me busco, como quien dice, en los reflejos. No hay.
Nadie me dijo.
Francesca Woodman |
Esta casa es de otros
se alimentaron en la cocina
y también pintaron mis paredes de blanco
Soy el medio El accidente
que refugia los huesos de otros en lo propio