Esto de "obligarte" (no leo por obliación desde que acabé la facultad) a leer todos los libros presentados a los Premios Setenil de este año trae consigo una serie de sorpresas y decepciones. Este libro de Lur Sotuela pertenece al primer grupo. Ha sido el primer gran descubrimiento en esta ingente tarea.
Construído con una prosa envolvente rayana en algunos casos a la poesía y con una gran cantidad de metáforas, los relatos que componen Crónicas de lo imposible, relatos breves o muy breves casi es su totalidad, suelen tener un trasfondo filosófico detrás; La invención del tiempo, La peculiar historia del Señor Sumers o En tránsito, reflexionan sobre el paso del tiempo, el miedo a la vida y la vida como viaje, no como destino final.
Además, Lur Sotuela hace partícipe al lector en sus relatos, no nos lo da todo mascado, algo de lo que adolecen algunos de los cuentistas que estoy leyendo últimamente. En este sentido, el cuento titulado El lector, sobre un tipo que vive encerrado en una biblioteca porque quiere saber más y más, se nos dice: "Cada día mi realidad se transforma por el hermoso encantamiento de la palabra. Cada día soy un ser diferente, un hombre distinto que reconoce su condición de extranjero (...) pero la lectura no es diversión, es entrever el conocimiento, compartir la sabiduría con el que alguna vez lo escribió, entender sus razones, sus obsesiones, observar la urdimbre de la literatura, de la historia, de la creación humana en su más profunda expresión, y después descubrir en ti ese majestuoso abanico de posibilidades, concebir conscientemente los senderos que rigen en esa infinita lluvia, y entender un poco más la idea de existir". (pág. 57). Si un escitro escribe esto, no puede por menos que respetar al lector. Y Sotuela lo hace.
Otros cuentos, como puede ser Leoncio, un gran gato que pertenece a una mujer mayor, o Las dos manos, sobre las atrocidades de la guerra, tienen un cierto aroma a clásico de terror, a Poe y a Maupassant. La bañera, también tiene ese estilo de cuento rápido, de unas pocas pinceladas cargadas de terror psicológico.
Otros cuentos a destacar podrían ser Dos hombres y un espejo donde, a través del recurso del Doppelgänger, se plantean cuestiones sobre el Yo; Cristóbla Peces, un cuento que sigue la línea del realismo mágico; o Finis Terrae y Gerard Bertoll, creador de sombras, dos cuentos que discurren en paralelo y que narran hasta qué punto es capaz de llegar el ser humano por perseguir sus sueños, el ligero trazado que va desde la autosuperación y la autocrítica a la locura más desatada.