Esta tarde he ido al cine con mi abuela, a quien acaban de diagnosticarle una seria enfermedad, y la he visto sacarse de la boca, a escondidas, el caramelo que yo le había dado, envolverlo en un pañuelo y continuar mirando la pantalla sin siquiera parpadear. A mi abuela no le gusta comer caramelos, pero sí recibirlos.