Astor Piazzolla le dedica a Javier Siedlecki Five Tango Sensations [fragmento]




 I 
(Asleep)

En realidad, Javier, 
uno tiene miedo toda la vida; 
gargajos de unas gárgolas elípticas 
-hemos nacido tantos- 
y todos con el mismo verso antiguo 
hendiendo las espigas del terrazgo 
o -los menos paupérrimos- 
fracturando el cristal del muladar. 
Y es ese primer verso de amatista 
la fragua que nos forja 
para siempre: 
las últimas palabras verdaderas 
que habremos de llorar durante el tránsito, 
durante este entremés sin gracia alguna 
donde los comediantes estornudan 
estoicos y soberbios 
sus inasibles diálogos de niebla. 
¿Cómo no tener miedo si al nacer 
buscan desde un principio nuestro llanto? 
Se recibe el primer golpe y se llora 
con cuarzo en la garganta; 
con la cara purpúrea 
surcada por mil ríos de mercurio 
transparentes y cárdenos; se llora, 
se fractura el silencio 
y se nace, 
se enciende la hipotermia 
y se nace, 
nos volvemos mortales, para siempre. 


 B. C.
de Los hijos de los hijos de la ira (Hiperión, 2006).






 

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