Descartemos el revolver

Camarero, la última

El peligro es una exaltación arcaica, más o menos inasible y turbia. Algunos días se manifiesta en circunstancias inverosímiles, sin invitación, y te descabalga. En tercero de bachillerato yo me sentaba con Óscar, un tipo duro, sin modales, que me... Leer más ›

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Kennedy contra Faulkner

Nunca hay que acudir a un sitio a la primera llamada. Ni siquiera cuando te llama tu madre. Denota exceso de buenos modales. Exacerbados, los buenos modales son una ordinariez. Te empujan a incurrir en aciertos imperdonables. Yo siempre desconfío... Leer más ›

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Queremos doblegar a Moby Dick

Allí a donde mires ves hombres y mujeres con sus teléfonos, a la deriva. Son neoyonkis. Podrían morir, y seguirían escribiendo whassapps en el vacío. Una obsesión no es algo que se aparque. Me recuerdan a esa gente que enciende... Leer más ›

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El hombre rico

Existió un tiempo en el que si querías ser rico debías tener costumbre desde pequeño, o no había nada que hacer. Necesitabas una formación sólida, audaz, que no arrancaba sino en la infancia, donde aprendías a horrorizarte ante la pobreza.... Leer más ›

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El post-it amarillo

Hay semanas que tienes tantas cosas que hacer, que sólo tienes que ir a la tintorería a recoger un abrigo. Es un trabajo fácil, pero delicado, como cuando te encargan matar a Don Lucchesi en El Padrino III, y le... Leer más ›

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El país necesita un buen cigarro

No me pongo con un asunto importante hasta que hago la cama. Me gusta experimentar esa sensación de vagar por el desierto, perdido y sediento, que te dejan las sábanas mientras las estiras, antes de dedicarme a un asunto de... Leer más ›

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Tocata y fuga en re menor 565

Nunca desconfío tanto de un ruido como cuando es pequeño y sólo puedes escucharlo tú. Es seguro que te desquiciará. En cierto sentido, funciona como las obsesiones. Cuando te das cuenta, te ha vuelto loco. Robert Stone relata en Dog... Leer más ›

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«¡Vamos a morir todos!»

Encima de las dependencias de la policía autonómica, en el segundo piso, han abierto un prostíbulo, vagamente discreto. Sólo lo sabe todo el barrio. Y algunos lectores de periódico. Mi amigo Andrés, a su vez, vive encima del local, con... Leer más ›

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Juguemos a Guillermo Tell (y II)

Joan se levanta del aburrimiento, como si el sopor fuese una silla demasiado cómoda. García Robles está convencido de que no es la primera vez que Bill y su mujer juegan a Guillermo Tell. Después de todo su vida consiste, cuando no se observan los... Leer más ›

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Directamente desde el bar

A la columna de un periódico nunca está de más llegar desde el bar. Creo que es bueno para la columna. No importa si eres el tipo que la escribe o sólo el que la lee. En ambos casos el... Leer más ›

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