NO TE HAGAS EL MUERTO por CAROLINA OTERO



1

DESASTRE Y PETRARCA

Trilce
CÉSAR VALLEJO


Alguien, clase media, perspectiva mass media,
se pregunta mirando hacia el desastre y a Petrarca
que cómo puede, mientras estallan niños
y ancianos de n nacionalidad
(la pérdida es libre de fronteras
en contra de lo que anhela el yihatrump),
que cómo puede
−brazos de niños, bazos de niños, uñas de niños
que igual visten una camiseta del equipo
de sus padres como la herencia de ONG,
camiseta con una mancha carmín:
oíd, todas las banderas del mundo deberían
avisarnos que llegar aquí era chapotear
en una piscina de hostal con cadáveres:
por ley, todas las banderas deberían
anunciar su franja rojo sámur y arteria,
y ancianos cuyo secreto se diluye
en el aguarrás del Alzheimer:
ojos de ancianos, despojos de ancianos, temblor
que ya nada, salvo esperar, plegados jerséis
en un mueble anoréxico de una sala amarilla con cuadros amateur, polillas−
importan a quién
esos viejos: PUAJ, les escupimos pues gastan nuestro dólar,
y esos niños, PUFFF, ya nacerán otros,
y sus madres, JA, violémoslas que son nuestras cajas precintadas,
y sus casas, BOOOM, a demolerlas, verás qué hermoso filme,
pero dale al botón tú, que yo prefiero mirar
mientras fluye seminal mi baba
                                            en el champagne−;
que cómo puede
(ceño en paréntesis, mucho pero mucho pathos)
poner "amor" genuinamente, entre comas,
recrear a Laura de Naves o Avignon,
permitirse un furor amoris tan alto, tan alto, tan
de partido de tenis de clase media y daikiri mass media,
estirando el meñique en la foto:

                                                   ¡OMSITETAP!

2

COSAS IMAGINADAS

Últimamente imagino cosas irreparables, tristísimas,
como un unicornio abierto en canal, v e r t i d o
sobre la mesa del quirófano
y luego
muchos niños llorando
por la muerte del unicornio;
también imagino que mi columna vertebral
se retuerce doliente
y que las palabras
no me explican ya,
que se descoyuntan y
necesitarán corsé de hierro.
Tengo la misma explicación
que la tienen las patatas que no germinan.
Es decir,
que no importa el uso lingüístico
que haga de las cosas tristes e irreparables
que imagino.
Es que sucede.
Y es todo negro nutrido,
ayes y huellas al margen del análisis
y tu empírica mano que me aparta.

3

EX CHICA CHEIW

No ser más la chica Cheiw,
fresa ácida
y braguitas de cumulonimbos.
No en el desespero de un banco,
raya azul de ojos
para la tribu de las dolientes.
No en la orilla,
vida como cantiga de amigo
y mar que brea.
No tres puertas, a ver cuál eliges,
puede haber un león.
Ya los diarios y cartas en blanco;
no más Nin, no Miller.
Ya el seguro y el matador bancario:
Paga por si mueres.
Ya, sin embargo, tú,
mujer herculina por trabajo.
Materia propagable pero nada.

4

SIN TÍTULO

Te arranco el rostro
con mi garra de algodón,
llevo el daño
como frágilmente puedo:
CUIDADO, FRÁGIL (una caja).

Te piro la víscera
con mi garra 100% cotton,
con el incendio
de dragón con fueguecito
de fósforo empapado
(te quejarás de la llama...).

Mi garra que hace GRRR,
tal cruje la sombra
de una hoja.

Mi garra, todo violencia
de juguete en miniatura
para niños de 3 a 5 años.

Mi garra afilada
en agua de borrajas,
en piedra de nubes,
en plegaria agnóstica
                           plegada.

Mi garra, hilo
que Ariadna sujetara con una mano mientras comía tierra a puñados
con la otra mano en la isla de Naxos por no gritar “¡TESEO!".

Mi garra de rebajas de agosto,
pusilánime garra en una jaula que no me aprendo
ni con mnemotecnia en la nevera
ni con puerto de palos.

5

EUROBLANQUITA APLASTADA POR MUY TERRIBLE SOMBRA

Las palabras del humorista son los hijos de su dolor

SØREN KIERKEGAARD


Como una sombra obesa,
se me echó el tiempo encima,
apenas ayer
desembarqué, florecí, FUI
a la guerra de mí misma, FUEGO
era, caos de galaxia en formación,
apenas acabo
de llegar y ya contra el suelo
aplastada por las horas
que nadie detiene –nadie, nadie–,
ni tu bendito dios inexistente ni
un disc-jockey con el puño pueril
en el aire; ambas estatuas porque la noche,
y esta asfixia
que es mi pago y es mi hipérbole de euroblanquita
soñadora de páginas, que no pan/paz,
mi dulce lamentar de euroblanquita
que no necesita extender la mano
para la bala o la limosna, solamente
para recibir al tiempo
de las moscas (AY, pero al menos
ellas se reproducen y planean,
a ellas no las aplasta como a mí la sombra).
Qué poco han durado mis días,
qué poco han durado tus días,
euroblanquita,
euroblandita,
euromotita de polvo, humo, nada.


Carolina Otero Belmar, de No te hagas el muerto (Lupercalia Ediciones, 2017).


Carolina Otero (Valencia, 1977) es poeta, narradora y cantautora. Además, se dedica a la docencia de Lengua y literatura. 

Licenciada en Filología Inglesa e Hispánica, inicia su escritura públicamente con el poemario Versos para un hombre de pero en pecho (premio “Sargantas de Poesía” 1997, Ayuntamiento de Chiva). Le siguen los libros Anunciado en televisión (premio “Ángel Urrutia de Poesía” 2011, Ayuntamiento de Lekunberri), 43 m2 (Editorial Olifante, 2013) y Balada del rímel corrido (Ediciones en Huida, 2015). 

En narrativa, ha pertenecido al grupo literario valenciano Hotel Postmoderno, con quienes publicó las novelas colectivas Hotel Postmoderno0 (Ediciones Inéditor, 2008) y De la Habana un barco (Editorial Lengua de Trapo, 2010). Asimismo, participó con un relato en la antología Relatos Ilustrados de la revista Opticks Magazine (2012) y colaboró en el volumen de homenaje a los hermanos Bécquer, Los Borbones en pelota (VV.AA., Editorial Olifante, 2014). 

Dirige la página de poesía manuscrita Tachaduras y codirige la colección de verso y prosa Flechas de Atalanta. También hace música. 

No te hagas el muerto es su nuevo poemario, editado por Lupercalia Ediciones, en la colección de verso Leviathan. 


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