Nog, de Rudolph Wurlitzer



Tenía que marcharme, pensé, estaba empezando a fijarme en cosas, se empezaban a formar listas, las comparaciones estaban al caer. Y ahora no tengo el pulpo. Supongo que eso es lo que me toca contar. Luego podré pasar a otra cosa. Anoche hubo una tormenta y abandoné al pulpo. En realidad no lo abandoné: el pulpo sigue dentro de la batisfera, en la parte trasera de la camioneta, y la camioneta continúa sostenida sobre cuatro bloques, pero ya no es lo mismo. Me voy a marchar solo.

**

Lo que tendría que haber hecho era deshacerme del pulpo, lo que había estado intentando hacer era deshacerme del pulpo, lo que en este preciso instante estoy empezando a recordar es que, de hecho, me deshice del pulpo. Ahora lo veo por primera vez. O me lo llevé a la fiesta y lo metí en la bañera o bien bailé con él en la playa.

**

No quiero precipitar nada. Quiero olvidar más de lo que recuerdo. La noche pasada y las noches inmediatamente anteriores pueden ser puestas en cuarentena hasta que me quede lo bastante impedido como para no percibirme ni a mí mismo, como para perder el control.

**

Estoy perdiendo el hilo. Ya me ha vuelto a pasar. Tengo que volver atrás, o adelante, hasta otra margen. Tengo que continuar olvidando. Tengo que evitar recordar la historia que planeé contar. Tengo que lograr no traicionarme. Es la única manera. No ayuda, esto de ponerlo todo por escrito, debatirlo, desenrollarlo y volverlo a enrollar como una lengua muerta.

**

Si me olvido por un instante de que estoy perdido… Está sucediendo, ha sucedido, podría seguir sucediendo… Una pisada se coloca en posición justo detrás de mí. Se detiene y yo continúo. No voy a regresar. Si me diese la vuelta no dejaría de avanzar. Mejor seguir adelante.

**

Puede que haya vuelto sobre mis pasos. Quizás estoy atrapado en un círculo vicioso. Tengo que esforzarme en no recordar a dónde voy, en que ando metido exactamente, para armarme del valor necesario para llegar allí… No hay nada más que inventar, nada más con lo que jugar…

**

¿Cuánto tiempo llevo andando por este paso, y quién me hizo pensar que era un paso? Siempre ha sido así, los pasadizos interminables, los desvíos, las paradas, las mismas quejas lloronas. Me he aburrido de mí mismo lo suficiente como para haberme ido sin darme cuenta de que me iba.

**

Unas perforadoras corcovean lentamente contra el terreno. Hay farolas, palmeras y casas estilo rancho. Estamos cruzando un puente o un paso elevado. Estamos en el centro de la ciudad. Vemos edificios altos, tiendas, hoteles y bares. Con esta descripción basta. De todas maneras, ¿a quién le importa? Es o muy tarde o muy de madrugada.

**

Es necesario tener un nombre, una cara con la que llenar espacios vacíos, una voz para los silencios, para continuar adelante cuando no sabes si estás tirando adelante o no. Es una cuestión de adición y sustracción.


[Underwood. Traducción de Rubén Martín Giráldez]

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*