200 Años de… El Año sin Verano en el que nació Frankenstein de entre las cenizas de un volcán indonesio.

Los árboles estaban sin hojas, las montañas marrones
La faz del país estaba herida por un ceño fruncido
Desoladas estaban las colinas, y el follaje marchito
Como jamás se había visto en ese tiempo del año.


El 5 de abril de 1815 tuvo lugar la explosión del volcán Tambora (Indonesia). La erupción fue de tal magnitud que se calcula que Tambora soltó a la atmósfera un millón y medio de toneladas de cenizas y polvo volcánico. El cielo se oscureció durante dos días en gran parte del planeta. Los efectos inmediatos de la furia de Tambora fueron devastadores: más de 10.000 muertos. Tremendo. Pero los efectos "secundarios" fueron igualmente trágicos y escalofriantes. La gran cantidad de ceniza arrojada a la atmósfera unida a la fatal casualidad de la baja actividad mágnetica solar durante ese período (conocido como "Mínimo Dalton"), provocó un descenso global de las temperaturas en todo el hemisferio norte.

Europa, Estados Unidos, India o China sufrieron uno de los años más fríos y lluviosos de la Historia reciente. Se malograron numerosas cosechas y el hambre campó también por nuestro Viejo Continente que venía de sufrir otra tragedia: los desastres de las guerras napoleónicas. Según algunos historiadores, unas 200.000 personas murieron de hambre en 1816, el año sin verano que sufrió la peor hambruna del siglo XIX (un ejemplo: la población suiza llegó a comer musgo y el gobierno tuvo que declarar el estado de emergencia nacional). Los científicos también llaman a 1816 el "mil ochocientos y congelados a muerte".


Pero también sucedió aquel verano de 1816 que un grupo de jóvenes escritores ingleses se hallaban en Suiza intentando disfrutar de sus vacaciones. No les fue fácil, pues aquel verano estaba resultando ser "inusualmente lluvioso" según escribió uno de ellos en su diario. El encierro involuntario y las largas y plomizas horas de confinamiento forzoso les llevó a plantear un juego con el que matar el tiempo. Cada uno de ellos debía escribir un relato de terror. Mary, la joven esposa del poeta Percy Byshe Shelley, presentó a tan peculiar "concurso" una idea sobre un Moderno Prometeo, o sea, el monstruo de Frankenstein, un bicho con el que una jovencita de 19 años inventó la ciencia ficción un lluvioso y ventoso junio de un año que se quedó sin verano por culpa de un volcán indonesio.


150 años después de aquel cruel y severo año 1816, Frank Sinatra le cantaba a un viento del verano mucho más benigno en su mítico álbum Strangers in the Night de 1966. La canción: Summer Wind comienza diciendo " The summer wind came blowing in from across the sea...".

Disfrútenla porque es una maravilla:

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