Comida para perros, de Gsús Bonilla


ya habíamos vivido en las entrañas y aquello era un abismo la abundancia, siempre la abundancia; y entretanto, el frío inequívoco, sin distinción de sexo, secta, raza o condición. visualizábamos mujeres en una fila aparte; ancianos, niños y otros animales marcados en un hombro con el fuego, de ellos surgió esta luminaria, por ellos el silencio
las libertades, asunto menor, en boca de los látigos

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8.

nunca tuve miedo al agua. es hoy, cuando aún queda sangre sobre las aceras, que me paralizan estos charcos. llueve. anoche hubo una batalla; un sinnúmero de caníbales nos masticaba a conciencia el corazón, insaciables como perros pobres. poco antes, en el noticiero de las nueve, la humanidad veía cómo lo apaleaban. yo lo vi también, hasta frustrarme. entonces, aparta eufemismos, enternécete después, un miércoles. llórales, el tercer día

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9.

siendo esto así, mi estado anímico se manifiesta en ira, arrebato, pero sin llegar a montar en cólera y me pacifico pronto, consigo entender que mi cuerpo se prepara para la defensa de una causa justa; es emocionante que una parte de mi pueblo sigue preparada y planta cara a esta bestia capital que nos clava, día a día, sus uñas

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12.

sigo abriendo las orejas de par en par, este grito tranquilo ha sembrado el miedo sobre los halcones, y ese miedo ha vuelto a generar violencia y el deseo singular de apropiarse, poco a poco, de la voz y el lenguaje de los ciudadanos, del pueblo


[Baile del Sol]

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