Todos los años perdidos (Reseña)

Recupero esta reseña que escribí para La Biblioteca Imaginaria en 2011 de una muy recomendable novela del escritor madrileño Miguel Rubio. Búsquenla.

¿Por qué vuelve Samuel de Argentina? ¿Qué le llevó allí y como han transcurrido estos últimos veintidós años? ¿Vale la pena volver?

Miguel Rubio que debutó de manera excelente en el panorama literario con “Ahora que estamos muertos (Editorial Carena, 2008) vuelve a la novela con otra excelente obra, “Todos los años perdidos, (Editorial Carena, 2010) en la cual nos promete un combate de boxeo con la realidad, con la vida que podría haber sido y que se nos escapó.
Samuel se ve envuelto en una absurda pelea que tiene como consecuencia la muerte de un tipejo de baja estofa en los años de la movida madrileña. Para no meterse en más problemas, su madre le elabora un plan de escape: marcharse una temporada larga a Argentina con sus tíos. Pero el tiempo pasa, la vida no se detiene y las circunstancias en Madrid han cambiado.

Pero ¿qué ocurrió aquella noche exactamente y como cambió eso la vida de Roberto, Julio y Samuel? Amigos de toda la vida, esa noche rompió para siempre sus equilibrios y les dejó expuestos, con la guardia baja y recibiendo de la vida una andanada de golpes que les ponen contra las cuerdas.
Pero Samuel vuelve, y la vida de veintidós años pasa delante de nosotros, se nos va desmenuzando para que caiga en su orden correcto. Miguel Rubio nos dosifica una trama que nos empuja hacia delante y que nos mantiene al borde del libro para llevarnos a la resolución de las nieblas del alma de su protagonista y también la nuestra.
El boxeo sazona sin exagerar esta novela. Samuel es entrenado por su tío que le ayuda a poner en orden sus pasiones. Le cría, le da unos soportes valiosos para enfrentarse a todo aquello. “Mano de PiedraDurán, Hangler, Foreman, Leonard y otros son citados como guiños a los buenos amantes de boxeo como filosofía y deporte de caballeros.
Pero en Argentina también la vida discurre y la crudeza de los hechos emociona al más fuerte. La bondad de sus tíos, los amores que le salieron al encuentro a Samuel, la tristeza de la perdida y su profundo amor por Lucía, marcan los veintidós años argentinos que nuestro protagonista le toca vivir.
¿Y en Madrid? Las cosas han cambiado, hay que buscar a Lucía y a Roberto, saber que pasó y si lo que ocurrió aquella noche les afectó tanto como a él. Aquí es donde Miguel Rubio despliega su oficio de narrador de raza y nos lleva sobre pistas, sobre reveses, sobre vuelcos del alma que van resolviendo el enigma.
Al final, nada es lo que parece, nada es exactamente como lo intuye el lector. Porque la vida, a pesar de que parece fácil, que algunas veces es previsible, termina sorprendiéndonos siempre. La realidad siempre su pera a la ficción, incluso en la ficción.

Un regreso esperado este de Miguel Rubio que demuestra su calidad de narrador. Seguro que ya anda enfrascado en nuevos proyectos. Sólo les puedo decir que no dejen de seguirle y de leerle: no perderán todos los años, ganarán todas las satisfacciones.

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