y mi corazón siempre esperaba a que te quedaras dormido. Isabel Tejada




y mi corazón siempre esperaba a que te quedaras dormido
-siempre te quedabas dormido
antes que yo-
pendiente del hilo de baba que rodaba por mi labio
hasta tu polla
para convertirme en ese ser funámbulo que entre las sábanas
se empeñaba en entender tu sexo
cubrirlo cálidamente aléntandolo
embaucarlo embrutecerlo
sin usar las manos para acotarlo
acariciarlo en todo su recorrido sólo y exclusivamente con la lengua
degustar plácida los bajos anhelos a los que me empujaba la noche a tu lado
tú en mi boca y yo sola con los ojos cerrados
diciendo completamente a cada centímetro tuyo
como sólo se puede
con alevosía
con h a m b r e


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