Marie Curie, el duelo y Rosa Montero: una combinación sorprendente



Uno de estos días, Macondo me va a cerrar sus puertas y se va a buscar a alguien que actualice el blog como merece. Alguien que escriba semanalmente sin dejar esto vacío durante tanto tiempo. Pero mientras llega el candidato perfecto, aquí sigo yo, haciendo malabares para seguir con la promoción de mi novela, con la rutina laboral, las colaboraciones y demás historias en las que ando metida (más de las que puedo gestionar, y así me va...). Pero este libro que traigo hoy espero que haga olvidar estos dos meses de ausencia. Y también espero que me haga retomar la escritura de la entrada semanal/quincenal a la que os tenía acostumbrados. 

La ridícula idea de no volver a verte (Seix Barral) es el nuevo libro de Rosa Montero. Una historia inclasificable y bellísima, que no es novela pero tampoco ensayo, que tiene algo de diario intimista pero a la vez es desenfadada y luminosa, a pesar de que la autora madrileña habla de la muerte y del duelo. A priori, más de uno pensará que es un libro triste y doloroso, una obra fruto de heridas abiertas. Nada más lejos de la realidad: es un libro que habla de la vida a través de la muerte de nuestros seres queridos, y de cómo uno se reinventa tras perder a alguien cercano. Es una obra llena de coraje, de superación, de reflexiones sobre este tema, todavía un tabú en nuestra sociedad. Un libro en el que Rosa Montero nos habla con cercanía, con emotividad y también humor, con ironía y a veces indignación.

Como si hubiera rebuscado en su cofre de tesoros más íntimo, Montero (Madrid, 1951) nos ofrece una colección de imágenes, recuerdos, citas y reflexiones sobre la muerte, que no es sino una parte de la vida y que debemos aprender a aceptar. Y todo ello contado con la naturalidad de alguien que perdió a su pareja hace escasos años, y que ha aprendido a reinventarse, porque “uno no supera la muerte de un ser querido, uno aprende a reinventarse”, nos cuenta en el libro. 

Su historia, sus recuerdos y pensamientos sobre el tema, se enlazan de una manera preciosa con la vida de la científica de origen polaco Marie Curie, cuyo íntimo, breve y desgarrador diario –escrito a la muerte de su esposo, Pierre Curie–, es el hilo conductor de esta historia. Antes de leer esta obra, no era mucho lo que sabía de Curie: su grandeza como investigadora, su Premio Nobel y su muerte temprana debido a la radiactividad a la que estuvo expuesta a lo largo de su vida. Gracias a La ridícula idea de no volver a verte he descubierto su grandeza como persona; Marie Curie fue una mujer excepcional y Rosa Montero nos la acerca de una manera brillante, dándole voz gracias a su diario y demostrando la importancia de su lucha en una época en la que a la mujer no le esperaba nada más allá que el cuidado de los hijos y las labores domésticas. El peso de la mujer en el campo científico, la culpabilidad, la relación con nuestros progenitores y otros temas sociales también están presentes en esta obra, llena de reflexiones.

Para mí ha sido una delicia acercarme a la desolación de Curie tras la pérdida de su marido, al que estaba profundamente unida, y ser testigo de cómo, lejos de hundirse, fue capaz de volver a su laboratorio para continuar sus valiosas investigaciones. Y todo ello mientras sacaba adelante a sus dos hijas. Todo un ejemplo de tesón, valentía y sacrificio. La historia personal de Curie bien merecía ser narrada de esta manera tan cercana y poética. No me extraña que Rosa Montero quedase cautivada por la lectura de esas breves pero demoledoras páginas, y que de ahí surgiera, como un torrente, toda la historia de La ridícula idea de no volver a verte. A veces, las cosas suceden cuando tienen que suceder, y no cuando nosotros nos empeñamos en que ocurran, y creo que el diario de Marie Curie apareció en la vida de la autora en el momento idóneo, y ella ha sabido aprovecharlo.

Recomiendo esta historia, que sin duda volveré a releer. 

Aquí comparto la entrevista que tuve la suerte de poder hacerle en estos días.




1 Comment

  1. Hace unos años una compañera de clase de mi hijo mayor perdió a su padre. Acudimos al funeral para acompañar a la familia y no fui capaz de acercarme al final para darles el pésame, se me hizo demasiado duro. En cambio, sí que procuré acercarme a la viuda para salir a ver alguna exposición, acompañarla sacándola de su tristeza. Lo debí de hacer fatal, porque ella me recriminó que no la entendía. Leyendo este libro creo que empiezo a comprender a lo que se refería.

    Tratándose de un tema arduo, durísimo, está contado con la sencillez de quien charla tomando un café. Extraordinaria la sencillez con la que se narran los sentimientos sin forzar la privacidad.

    Sólo quisiera hacer una crítica constructiva, y es en cuanto al tratamiento que se hace de cómo Marie Curie vivió su tercer embarazo. Hasta donde yo sé, Rosa Montero no tiene hijos, por lo que creo que no está lo suficientemente matizado.

    Un embarazo vivido tras una pérdida, es algo particularmente complicado, porque las hormonas toman posesión y frustraciones que a nivel cognitivo pudieran estar en un segundo plano, se adueñan de las emociones. Realmente, si Marie Curie ya era una mujer fuera de lo común, haber dado a luz a una hija sufriendo en el proceso tal desolación, hace que todavía sea más digna de admiración, si cabe.

    También elaboraría algo más cómo recibió su hija pequeña los mensajes del agotamiento que su madre vivió durante su gestación, puesto que las palabras y los mensajes que contienen no son tan radicales cuando están en su contexto.

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