viernes


crista smith






¿puede alguien decirme?: "¡me voy a comer tu dolor!"
y repetirme:"¡te voy a salvar esta noche!"
que el infierno está encantador.

Patricio Rey y sus redonditos de ricota



Las muñecas dan tranquilidad, regalan sonrisas
sin gemidos de viernes
lo mismo que las cicatrices dispersas acá, allá
incluso las maquinitas de afeitar.
Es como si en cada marca arrancase no sólo
un trozo de piel, sino
uno
dos
tres
pedazos de mentiras.
Liberar al pájaro azul del pecho enfermo,
que vuele lejos, sea feliz en otros cielos.
Hay quiénes hablan de la belleza:
La hermosura de bocas calientes besándose
en la noche de falsa música
mientras en otra calle cae la luna
negra, no roja
y el frío aumenta a pesar
de la primavera.
Y no, no se puede hablar de amor
cuando las estrellas se pulverizan
en angustia
cuando el vestido blanco
se vuelve oscuro muerte a la ilusión
o por ejemplo,
cuando se fuman calas
en lugar de amapolas en una cópula
frígida y solitaria
de un barrio perdido
en el Triángulo de las Bermudas.


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