DC2012: Viva el champagne

El refranero popular, por muy manido que esté, demuestra que es un pozo de sabiduría. En campaña, al menos, pocas veces falla. La caravana de medios que acompañamos al PP nos las prometíamos muy felices esta mañana al ir cubrir uno de esos actos agradecidos, en los que se presume que caiga algún canapé gratis y alguna copita: una visista con María Dolores de Cospedal, nuestra chica Bond castellana, y la candidata Alicia Sánchez-Camacho a las Cavas de Freixenet.  A la canallesca nos alegran estos detalles mundanos, más aún en estos tiempos de eres y precariedad. No esperen códigos deontológicos y sentimientos de culpa. Unos tienen cuentas de dinero negro en paraísos fiscales y otros, ya ven, se conforman con un bocadillito de jamón y queso de vez en cuando.

La mañana soleada y un parking de la sede central de la marca de cavas repleto de Ferraris, Porsches y muchos Audis invitaban al optimismo periodístico, a pesar de que a escasos metros empezaban con su “algarabía”, que para desgracia de Rajoy parece contagiarse por toda Esapaña como la gripe, protestando por los planes empresariales que les pueden poner de patitas en la calle.  Con el recuerdo de la noche anterior, en la que un acto en la sala rociera Canela Fina de L’Hospitalet acabó con abundante rebujito y cosillas de picar, y acostumbrados a vivir en la sombra del poder, hicimos más caso a los gritos del pueblo que a los bólidos rampantes.

Los gestos de desconfianza y extrañeza de algunos empleados de cuello alto de Freixenet al ver al grupo de periodistas fue otro aviso de que nuestra presencia ahí era, cuanto menos, incómoda. Y no tardaron en dejarlo claro con el anuncio de que la visista a las cavas estaba restringida a cámaras y fotógrafos, las imágenes son lo único que importa y da réditos, mientras que plumillas y periodistas de radio debíamos contentarnos con esperar en el jardín, como hacen los perros y los maleantes.

Una situación incómoda que los dirigentes del PP trataron de solucionar sin éxito. Los partidos tienen pánico a enemistarse con la prensa durante la campaña electoral. “Es una cuestión de espacio, pero al final os darán a todos una copa de cava”, fueron las palabras de una de las manos derechas de Sánchez-Camacho. Despues de una larga espera amenizada por el “rap del parado”, versión cañi del gangman style que pinchaba compulsivamente en un gran megáfono uno de los representantes del comité de empresa, tema musical que a más de un periodista le provocó temblores propios de una profecía Maya,  llegó el momento de las declaraciones. Ahí aparecieron unas sonrientes Cospedal y Sánchez-Camacho,  rodeadas de un grupete de empleados de Freixenet  muy pendientes de ellas, vamos, muy pelotas, y en una esquina asomó tímidamente un camarero con dos botellas de cava. Ilusión pasajera entre la prensa.  Lanzado el mensaje electoral de turno, las lideresas populares se montaron en sus coches oficiales y desaparecieron a toda prisa; con la misma velocidad se esfumaron el grupete de empleados y las botellas sin abrir, lo que me hizo recordar las razones porque yo desde hace años sólo bebo champagne, a poder ser muy frío,  y ese refrán popular que dice: cuanto más rico, más huraño.


Archivado en: Diario de Campaña (2012), política Tagged: 25N, camapaña electoral, cava

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