tres partes tres



A nene de antes


temprano

afuera: la tarde rosada.
árboles de tilo embriagan
el aire que se respira.
adentro: cuadros, escaleras y gente
-mucha-
un beso robado
enciende mis mejillas
pintando de
rojo rubí rubor
el perla de mi rostro.


más tarde

primero el césped,
luego el banco de plaza.
las manos alegres,
los labios sosteniendo cigarrillos
se elevan al cielo
en ése humo disperso.


más tarde aún

noche estrellada
sábanas blancas
calor en las palabras.
los cuerpos componen
una sinfonía exacta
que llora, sangra:
amor.
la mirada miel de un hombre
bendice la piel pálida
los ojos negros -míos-
irradian luz, vaya contradicción
soñando quizás
con campos floridos
donde entregar
las piernas
para recibir
la cicatriz marfil
que me recuerde siempre
el naufragio inmaculado
de crisantemos
estallando en ése
mi monte de venus.






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