La contabilidad privada de Christie Malry – B.S. Johnson

De nuevo, un descubrimiento. Una "pequeña" obra, de poco más de doscientas páginas, iconoclasta con las reglas literarias, heredera del mejor humor británico, avalada por Samuel Beckett. Tres razones más que suficientes para leer la novela. Pero hay más.


Christie Malry es un joven que anhela tener dinero. Nada más. Esto le lleva a trabajar en un banco pero, al descubrir que no está ni por asomo cerca del dinero, cambia de trabajo: es contratado como contable en una empresa de pastelería. Este nuevo empleo tampoco le proporciona la cercanía al capital, pero descubre la contabilidad por partida doble, el debe y el haber. Christie, asqueado con el mundo que le rodea, sintiéndose víctima del sistema, de la gran masa que son Ellos (todos, cualquiera menos él), decide poner en práctica este método en su vida cotidiana. Así, si se siente agraviado por algún motivo, lo apunta en su cuenta del debe y, al cobrarse la revancha, pasa al haber. Lo que empieza como algo tímido en su cuenta del haber poco a poco va aumentando en su búsqueda del equilibrio hasta desembocar en algo totalmente desbordante y surrealista.

El argumento del libro es bueno y quizás valdría para una novela, pero lo verdaderamente interesante, como casi siempre ocurre en la Literatura, es cómo está contado. B.S. Johnson juega con el lector, interactúa con él y con sus personajes. Constantemente nos saca de la narración, aquí el narrador no es un personaje, es el autor porque Johnson está escribiendo una historia, y esto tiene que quedar claro: "CHRISTIE: No había más tiempo. Estamos en una novela muy corta" (pág. 48). Y un poco más adelante: "Debería hacerse ahora un intento de caracterizar la apariencia de Christie. Si en efecto lo hago es tímidamente, en el conocimiento de que en una novela las descripciones físicas rara vez sirven de algo." (pág. 59).

En otro momento del libro, el autor, al más puro estilo unamuniano habla con su creación: "-Christie -le previne-. Me parece que esta novela no se puede extender mucho más. Lo siento." (pág. 183). Y así podría continuar con más ejemplos.

La comparación que se ha hecho de esta novela con el Tristam Shandy me parece obvia, pero no por ello no merecida, la novela de Sterne es una obra maestra y un monumento a la inteligencia. Esta de B.S. Johnson, no se queda atrás.

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