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Eran las siete de la mañana…

«- Eres un hijo de puta.

Seguramente.

Pero dudo que sea culpa de mi madre.

Porque soy yo quien llega a la siete de la mañana.

Todavía borracho.

Con vete a saber cuántas llamadas perdidas en el móvil cuando lo encienda.

Y un par de chupetones en el cuello.

Y lo que no es el cuello…

Si mi madre me viera ahora mismo, seguramente pensaría lo mismo.

– Un hijo de puta- repite ella.

Aunque lo diría con otras palabras:

– Qué asco das.

Y a fe mía que lo doy.

Porque podría haberle ahorrado esto llegando media hora más tarde. Cuando ella ya se hubiera ido a currar.

Alargando la agonía.

Pero con morfina de por medio para hacerla menos dolorosa.

Mentiras.

Siempre he pensado que son terapéuticas.

Como las aspirinas.

Es la verdad lo que te deja en estado de shock.

Lo que te mata de golpe.

Las mentiras envenenan poco a poco. Pero no solo a quien las recibe. También a quien las inventa. Hasta que los dos se acostumbran a ellas y no pueden vivir sin su dosis diaria. O consumen a uno de los dos.

O a los dos…

Mentiras, mentiras, mentiras…

En pirulas, sobres…

Sea como sea, estamos jodidos.

Y supositorios.

Y yo he optado por joderlo del todo. En plan Atila. Para no dejar nada a mi paso.

Nada.

Ni siquiera palabras.

Ella se larga sin volver a abrir la boca.

Joder, hasta Johnny Ace se ha quedado mudo…

Porque no queda nada que decir»

(Fragmento de LO QUE NO SE OLVIDA, novela en construcción del menda lerenda)

 

 
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1 Comentario  comments 

Una respuesta

  1. crys

    Ay!!! Q ganitas de q esté terminado y a la venta. LO QUE NO SE OLVIDA.
    … Se recuerda.
    Al galopeeee !! Menda! 😉

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