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OJALÁ…

«Ojalá hubiera sido yo quién extendiera el rumor de que follarte a tu propia hija puede curarte el sida. Aunque sólo sea una niña. Aunque aún no haya aprendido ni a caminar. Entonces, todo ese dolor, sería mío. Sólo mío.

Ojalá me hubiera hecho con las grabaciones de esas ejecuciones sumarias en que tres encapuchados decapitan a alguien que, simplemente, pasaba por allí. Entonces hubiera podido colgarlas en internet para que, cada día, más de setecientos mil peleles las vieran. Con un poco de suerte (casualidad, destino, maldición…) conseguiría que los familiares de alguna de esas víctimas dieran con ellas, aunque sólo fuera por morbo o curiosidad… ¿Imaginan cuánto dolor?

Recuerdo que en una ocasión, un compañero propuso poner un anuncio que rezase algo así como “Quiero probar la carne humana. Busco voluntarios”. Todos nos reímos de él. Yo el primero. No creíamos que existiera alguien tan estúpido. Pero lo hubo. En realidad dos. El pelele que puso el anuncio. Y el que respondió. Ya saben lo que ocurrió después. Seguro que lo leyeron en los periódicos. O lo vieron en la tele… si es que no apartaron la mirada o cambiaron de canal.

Ojalá no hubiera menospreciado el poder hipnótico de las nuevas tecnologías y me hubiera anticipado a ese foro virtual que se expande día a día bajo el lema “Soy fulano. ¿Quieres suicidarte conmigo?”. Cada vez que cinco jóvenes se encierran en un coche para inhalar monóxido de carbono y morir… yo sería el responsable.

Son ese tipo de cosas las que realmente nos alimentan, las que me dan la vida, las que nos permiten sobrevivir. Sí, de vez en cuando organizamos un “caso”. La guinda del pastel. Pero, ¿qué fue antes? ¿El huevo o la gallina? ¿Nosotros… o los peleles?»

(Fragmento de MALDITA NOSTALGIA, una novela del menda lerenda. ¡No te pierdas el book trailer!)

 

 

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