El pájaro y el ahorcado
Poemas y tuits ganadores de Ucopoética 2013
La Bella Varsovia
El pájaro y el ahorcado (La Bella Varsovia) es un libro con el que descubrir jóvenes poetas y variar de forma dinámica de uno a otro, los cuatro en cuestión, universitarios, y con una voz que se amplifica gracias al certamen de Ucopoética, que nace de la colaboración de la Universidad de Córdoba y de Cosmopoética, además de gracias a la editorial http://www.labellavarsovia.com/ , también joven aunque ya con una feliz trayectoria. Alberga sorpresas el libro, o al menos a mí, me llama la atención el observar aquello que han sido tuits, impresos en hojas de papel de un poemario, creo que se revaloriza tanto Twitter como la propia poesía contemporánea, que se adapta e integra a los nuevos medios, en otros más clásicos ahora actualizados. El libro cuenta como es ya habitual en la editorial, con una bella portada, una ilustración de Raquel Carnicer (http://muyalien.blogspot.com.es)
La ganadora del primer premio del certamen ha sido María Sánchez (http://unpezenmiboca.blogspot.com.es), más conocida quizá como María Mercromina, uno de sus proyectos actuales es Hipocondrías (Nanoediciones). Su poesía es tenebrosa, arrebatada que te deja sin aire, con momentos de ternura, e intensidad en lo autobiográfico. Uno de los poemas que más me ha gustado, introspectivo repleto de imágenes y acciones que forman parte una emoción, de un pensamiento, además menciona a su abuelo, me parece que no puede dejar de atrapar al lector.
DE GENERACION EN GENERACION
1
Una casa puede ser un desierto. Quien me ob-
serva desde una fotografía. Mis medias mancha-
das de desván. Lo que separa un cristal también
es un abismo. Esos búhos tan vivos y tan muer-
tos me ven como una presa demasiado fácil.
2
La bala de mi bisabuelo agrieta mi costado.
Donde yo estoy llorando se esconde la mano
que sujetó la muerte. Podría echarme al monte
como él, pero ¿a quién he matado yo si soy la
que sangra?
3
Con un injerto puedes hacer que árbol y fruto
sean diferentes; basta una navaja y una venda.
Pero el brazo del padre no manda en la cabeza
del hijo. Guarda tu dolor y tus manos. Mi abue-
lo usaba la navaja. Yo vendaba la nueva carne.
No olvides llorar para que la herida cicatrice.
Javier González Sánchez (http://elfondodelacantina.blogspot.com.es) recibe la mención especial, con unos poemas la mayoría centrados en consideraciones y percepciones espaciales, imbricadas en sensaciones y ánimos complejos o simples, que nos revelan la importancia del lugar que habitamos (o en algún caso lugares imaginarios como en Cocina “vitis vinifera” o esencialmente metafóricos como en Entre ruinas), lugares con los que parece dialogar y confundirse, cuestionando o integrando la propia presencia de las personas.
CALLE MURILLO. NUMERO 5.
El salón
(…)
Lo unico que pasaba por allí eran los años y el rui-
do, ese ruido que hacen las casas cuando están
solas y sigue lloviendo, y fallan las fuerzas y ce-
den las vigas.
Ana Pilar Fontalba (http://ficcionesdeunafilologa.blogspot.com.es) en sus poemas reactualiza elementos propios de la poesía de Federico García Lorca y otros ya clásicos, en sus recursos de repetir versos, posible índole simbolista, en los colores, y en el uso de determinadas palabras en desuso. El último de sus poemas seleccionados es en prosa, más directo, con una frescura y personalidad particular.
Escritorio
(…)
Quiero bañarme a los ojos de un
sol distinto cada día y sentir que me enmaraña
el pelo y me brilla en la cara. Y ya me contarás
si me dejé ganar o no por la fuerza de sus rayos.
Quizá en otros escritorios no sea igual. A ver
si con otro boli cambio de letra. Seguro que las
farolas están para algo más que para dar luz, y
eso ya lo saben los perros y los borrachos.
(…)
José Manuel Milán, en sus poemas descubrimos el recurso de la violencia -más o menos marcado- como una manera de llegar al lector y filtrar aquello vivido de manera que quede en el recuerdo, que se haga más presente en el verso; un sentido de la violencia, en el sentimiento aprisionado y que es inútil ser gritado pero que se desprende de la propia realidad, del dolor del instante que se sucede, uno tras otro.
Noches de verano
(…)
Las noches de verano
acuden al sabor amarillo
de los enfermos y los desgraciados
para golpearles el corazón.
Y ellos
huirán sentados,
gritarán callados,
respirarán ahogados…
(…)
Alvaro Ropero, despliega su sensibilidad en su escritura, que le resulta reconfortante; observamos el valor mágico que puede tener la palabra para quien escribe, el deseo de escribir. También está el amor a la poesía clásica, al actualizar recursos y temas de ésta, aunque también en sus versos hay un carácter personal, pensamiento y sentimiento de sus propias experiencias vitales, que traslada al papel.
Litio
Cuando escribir es el único alivio
al tedio
de la falta de litio;
sonrío con gesto serio.
Cierro los ojos,
viajo sin moverme del sitio.
Todo pasa,
todo lo anímico es nimio.
El libro finaliza con los diversos tuits ganadores de Ucopoética, y nos hacen detenernos en cada palabra, como un haiku o un aforismo a veces, llegan de forma directa y desconsolada, como esos tuits que parecen fugaces y efímeros cuando se escriben en Twitter en busca de personas que los quieran y los retuiteen y los pongan como favoritos o se pierdan para siempre sin un destinatario preciso o adoptivo; pero ahora han quedado en tinta, en el papel atrapados, para llegar a los ojos del lector y quizá usuario de susodicha red social y medio de comunicación, en el mejor de los casos, como un buen contemporáneo.
Violeta Nicolás