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Paciencia

Sin haber hecho una investigación exhaustiva, considero que la palabra más mendaz y dañina que existe es ‘mío’. Si la elimináramos del diccionario –y con ella al resto de los pronombres posesivos–, el mundo mejoraría. Nada es mío, nada nuestro. Borges escribió: «Nuestra suerte, adversa o piadosa, es obra del azar, que es inescrutable». Sustituyan azar por Dios, según las creencias.

Hace unos días, sin venir a cuento, sentí la necesidad de leer el Libro de Job. Job, era un hombre bueno y Dios le había bendecido con bienes. El demonio le dijo que era bueno, porque tenía bienes, pero si no los tuviera. Dios accedió a que el demonio lo probara, privándole de todo, menos de la vida. En el capítulo 1 me encontré con esto, que a continuación resumo:

Un día llegó un mensajero a la casa de Job con esta noticia: Unos salteadores apuñalaron a los pastores y robaron los bueyes y las burras. «No había acabado de hablar este, cuando llegó otro con esta noticia»: Un rayo cayó del cielo y quemó a las ovejas y a quienes las cuidaban. «No había acabado de hablar este, cuando llegó otro con esta noticia»: Unos bandidos han matado a los mozos y se han llevado los camellos. «No había acabado de hablar este, cuando llegó otro con esta noticia»: Un huracán derrumbó la casa donde tus hijos e hijas comían y bebían y todos han muerto.

Esta sucesión repentina de calamidades me ha llevado a tirar la caña al río de los últimos tiempos. La quiebra de Lehman Brothers y la crisis que siguió nos despertó de la ilusión de la riqueza. Un virus, por millones letal, que escapó de un laboratorio de Wuham, nos recordó nuestra fragilidad como seres hechos de tiempo. Filomena, el volcán de La Palma, la lluvia de barro, advertencias de que nuestra soberbia nada vale frente a la Naturaleza.

No habíamos acabado de asimilar, cuando el autócrata Putin, invadiendo Ucrania, destruyendo y matando sin prejuicios, nos despierta del sueño confortable de la paz en la que el Derecho puede más que la fuerza.

Aprendamos de Job el arte de la paciencia: «El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó». Aprendamos de Borges: «Resiste al mal, pero sin asombro y sin ira. A quien te hiriere en la mejilla derecha, puedes volverle la otra, siempre que no te mueva el temor».
Salud.

Ps: Job 9:24: «Si un tirano se apodera de un país, Él tapa los ojos de los magistrados».

www.oscarmprieto.com

 

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