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REIVINDICANDO EL CINE DE LOS 80 (18) BRUBAKER, UN CLÁSICO CARCELARIO

Continuamos demostrando a Tarantino que, al contrario de lo que él afirma, los 80 no es la peor década de la historia del cine. En esta ocasión con un nuevo género, el carcelario. Porque en 1980 se estrena BRUBAKER, dirigida por Stuart Rosenberg, que ya había tocado el género en la maravillosa LA LEYENDA DEL INDOMABLE (1967), protagonizada por Paul Newman. Lo hace con el otro “hombre con un destino”, Robert Redford y además vemos una de las primeras interpretaciones para la gran pantalla de quien se convertiría mucho más tarde en toda una estrella, Morgan Freeman. Un retrato tan sincero como brutal de la pésimas condiciones de las cárceles norteamericanas, de corrupción, palizas e incluso asesinatos, de injusticias, esclavitud, abusos sexuales y barbarie, una lucha de David contra Goliat que, además, está basada en hechos reales. Vamos al lío…

Henry Brubaker (Redford) es el nuevo alcaide la prisión de Wakersfield. Y para tomar buena nota de cómo funciona la cárcel entra en ella infiltrado como preso. Basta un día para darse cuenta de las pésimas condiciones en que viven los presidiarios, los chanchullos de los empleados y el excesivo poder de los “presos de confianza”, aquéllos reos con privilegios que se ponen de lado de esa administración corrupta y son capaces de dar palizas a los que al fin y al cabo no dejan de ser sus compañeros, hasta matarlos. Es entonces cuando Brubaker desvela su verdadera identidad y se pone manos a la obra. Lo que descubre es que no se enfrenta sólo a esa cárcel sino a todo el sistema penitenciario americano que defiende una corruptela con demasiados intereses externos que convierten a los presos, además, en esclavos que trabajan para empresarios de la zona llenando los bolsillos de los corruptos. Un tour de force interpretativo de Robert Redford acompañado de grandes secundarios como Yaphet Kotto (Alien, el octavo pasajero), el mencionado Morgan Freeman, David Keith (Hombres de hierro) o Murray Hamilton (Tiburón).

BRUBAKER es un descenso a los infiernos del sistema carcelario norteamericano imprescindible, tanto como la historia real en que se basa, la de Thomas Murton, el primer penalista profesional del estado de Arkansas contratado como director de la prisión de Cummins en 1967. Y esto es lo que, según sus propias palabras, encontró allí: “la disciplina se aplica de forma rutinaria por los azotes, los palos, la inserción de agujas debajo de las uñas, aplastamiento de los testículos con alicates, y la última palabra en instrumentos de tortura, el “Tucker teléfono”, un instrumento que se utiliza para enviar una corriente eléctrica a través de los genitales”. Tras la confesión de un preso, Murton empezó a investigar las presuntas muertes de algunos presos a manos de los guardias de la prisión. Exhumó tres cadáveres de supuestos presos asesinados y afirmó que creía que podría haber hasta 200. Pero nadie estaba dispuesto a semejante escándalo, de modo que el informe oficial dijo que se trataba de un antiguo cementerio de mendigos, no se investigó más y Murton, qué casualidad, fue despedido.

Como os he dicho, no os la podéis perder. Y si queréis más pelis carcelarias basadas en hechos reales, de postre os recomiendo CONTRA EL MURO (John Frankenheimer, 1994), protagonizada por Kyle MacLachlan (Twin Peaks) y Samuel L. Jackson (Pulp Fiction) sobre el motín de 4 días en la cárcel de Attica en 1971 que se saldó por la intervención policial y de la guardia nacional con 189 heridos y 43 muertos (32 reclusos y 11 funcionarios que habían sido retenidos como rehenes) muchos de los cuales fallecieron simplemente por falta de atención médica, desangrándose en el patio central.

 
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