Construir un mundo de mentiras, acabar creyéndotelo…
Y, lo más importante, que los demás también se lo crean.
Hasta el punto de que la Cadena SER te entreviste a propósito de ellas… o Christian Gálvez hable contigo del tema mientras juegas a Pasapalabra. Ante millones de espectadores. Para que la mentira siga creciendo… y debas continuar alimentándola con otras nuevas. Algo así como El talento de Mr. Ripley, pero en el mundo de la farándula.
Porque Anna Allen, actriz española de 32 años, con papeles secundarios en algunas series, como Cuéntame, se inventó una prometedora carrera al otro lado del charco con apariciones en ficciones como The Big Bang Theory o White Collar, invitaciones a los Oscar, posado en la alfombra roja incluido, o los ensayos de la adaptación en Los Angeles de una obra de teatro que escribió y dirigió en España tiempo atrás…
¿Y cómo lo hacía? Suplantando identidades. Como Ripley. Pero a diferencia del personaje de Highsmith, Allen no mataba a nadie. Bastaba con sustituir la cara de alguien en una foto en el set de rodaje de Big Bang, por ejemplo, por la suya y compartirla en la red. O inventar entrevistas que servían de coartada. O poner su nombre en una de esas sillas en que muchos hemos soñado ver el nuestro. Con Photoshop. Sí, ahora todos dicen que sus falsificaciones cantan La Traviata, pero se la metió doblada a la Cadena SER y a todo el equipo de redacción de Pasapalabra. Por poner solo un par de ejemplos. Como nos la meten doblada a cualquiera. Porque es tan fácil acceder a la información como crearla. Cuando la fuente de consulta más utilizada es Wikipedia, alimentada por los propios usuarios… algo huele a podrido.
Llegará el día en que colgarán un vídeo con una invasión alienígena y le daremos al “me gusta”, pensando “joder, qué bien lo han hecho, parece de verdad”.
Entonces, lo será…
Y nos darán a todos por el culo.
Las redes sociales son un escaparate. Que todos alimentamos con nuestra vida de una u otra forma. Lo que antes solo conseguían unos privilegiados en páginas de papel couché ahora está al alcance de todos en las páginas de Internet. Sin necesidad de intermediarios. Porque somos nuestros propios paparazzis. Entrevistadores. Y legión de fans. En ciertas entrevistas de trabajo incluso te preguntan cuántos seguidores tienes en Twitter. Un número del que puede depender que consigas el empleo. Sin que a nadie le importe quiénes son… o cómo los has conseguido.
Anna Allen quería darse una notoriedad que no tenía…
Quién esté libre de culpa que tire la primera piedra.
Anna Allen “hinchó” su curriculum…
Menuda novedad.
Anna Allen dijo haber hecho cosas que no hizo…
Coño, como Ana Rosa con su libro…
Estar en sitios en los que nunca estuvo…
Como la NASA en la luna…
Con personas que no conoce…
Aunque generalmente sea al revés, “no, no, si yo no lo conozco de nada…”
Incluso se sospecha que Anna Allen creó perfiles falsos de supuestos profesionales del medio para darse autobombo…
¿Cómo esos escritores que valoran sus propias novelas y escriben falsas reseñas?
Sí, puede que Anna Allen no esté bien de la cabeza, pero…
¿Alguien lo está?
Dejando de lado el caso de esta mujer, es triste que la “teoría” sobre el montaje dle viaje a la luna inventada por el grupo de extrema derecha “Sociedad de la Tierra plana” que llevan años intentando desacreditar las fotos de la Tierra tomasdas desde el espacio porque según ellos nuestro planeta es plano porque lo dice la Biblia.
Completo el mensaje, que antes lo publiqué sin terminar: quiero decir que es triste que siga teniendo tanta repercusión y que tenga tan poco alcance de dónde viene.